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Jóvenes migrantes tienen la mayor participación en compra de vivienda.
Se estima que 60,7% de los interesados en adquirir vivienda en el país desde el exterior tienen entre 18 y 44 años
Tener casa propia es una de las más grandes metas a cumplir y, aunque algunos sondeos han arrojado que la generación millenial ha reducido su interés en adquirir este tipo de bien, para el caso de Colombia, son los jóvenes migrantes quienes han mostrado mayor apetito en el sector.
Muchos colombianos que viven en otros países, según métricas presentadas por Viventa, están invirtiendo en inmuebles en su lugar de origen, motivados por razones como asegurar un patrimonio, planear el regreso o aprovechar el contexto financiero actual: "Esta tendencia es especialmente fuerte en países como Estados Unidos, España, Chile, Canadá y Ecuador".
“Esta tendencia refleja que el vínculo con Colombia no se rompe con la distancia. Muchos colombianos en el exterior no solo envían remesas: están pensando en su futuro, en regresar o en dejar un legado. La vivienda se convierte en un puente emocional y financiero con el país”, señaló Sandra Amezquita, presidenta del Consejo de Administración de Viventa.
De acuerdo con cifras del sector, se estima que 60,7% de los interesados en adquirir vivienda en Colombia desde el exterior tienen entre 18 y 44 años, lo que refleja un patrón creciente entre perfiles jóvenes y productivos.
Dentro de este grupo, el mayor peso lo tienen las personas entre 25 y 44 años (52,25 %), seguidas por quienes tienen entre 18 y 24 años (16,58 %). Además, las mujeres representan una mayoría: 56,2 % de quienes exploran la opción de compra desde el extranjero.
La tendencia responde también a factores económicos: la devaluación del peso colombiano ha hecho que las propiedades resulten más asequibles para quienes manejan ingresos en moneda extranjera. Hoy, una vivienda que antes costaba entre US$40.000 y US$50.000 puede encontrarse alrededor de US$30.000, dependiendo del tipo de cambio.
Ciudades como Bogotá, Medellín, Santa Marta, Cali, Armenia y Dosquebradas concentran gran parte de la demanda, tanto por su valorización sostenida como por los lazos emocionales que mantienen muchos migrantes con sus lugares de origen.
Además, el sistema inmobiliario y financiero ha evolucionado para facilitar el proceso. Hoy, muchas constructoras y bancos ofrecen trámites completamente digitales o permiten delegar la gestión a un apoderado en Colombia. Para quienes optan por alquilar su propiedad, se abre también la posibilidad de generar ingresos adicionales.
Según datos del Banco de la República, alrededor de 15 % de las remesas que llegan al país se destinan a la compra o financiación de vivienda, un porcentaje que ha venido en aumento, lo que refuerza el papel de la propiedad raíz como ancla emocional y económica para la diáspora.
Casi todos los determinantes se engloban dentro del el Total Cost of Ownership, TCO, en el que se evalúan los costos totales de la tenencia.
Un estudio de la plataforma Fincaraíz, demostró que en la capital colombiana se necesitan 22 años de ahorro para adquirir un apartamento de 60 metros cuadrados